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El hilo que nos une a la naturaleza, a la tierra, a lo rural, en una mezcla directa con las ganas de cambiar las cosas, hasta el mundo si nos alcanzara el tiempo ayudando a las personas que más lo necesitan, nos lleva a poner en marcha el proyecto empresarial, La Fanega.
Después de una serie de experiencias personales intensas, donde el valor de los cuidados se hace mucho más latente, se amplía la experiencia gracias a los momentos en lo social con las personas en situación de dependencia, lo que nos lleva a avanzar a paso lento pero seguro.
Momentos duros pero emocionantes en el trabajo de cuidados personales que fueron sumando esfuerzos y que, por supuesto, nos han hecho vibrar y nos han llevado a la consecución de logros individuales en un aprendizaje mucho más directo al corazón, sobre la fragilidad de la vida y sobre lo verdaderamente importante, el derecho a los cuidados como un derecho universal para todas las personas que lo necesitan. Así nace “La Fanega”, con el propósito de servir en lo social.
La vinculación personal con la vida en el campo, el reconocimiento al valor de lo antiguo, la importancia del trabajo de las mujeres y hombres en el medio rural y el legado que nos llega hasta nuestros días, nos lleva a pensar en el nombre, LA FANEGA.
Un nombre que proviene del árabe hispano: faníga, medida de áridos. La Fanega, se conoce como una tradicional unidad de capacidad para áridos. Se utilizaba principalmente para medir cantidades de trigo, cebada, vino, aceite, etc. Su valor es variable según los lugares de uso.
“La Fanega”, pretende que se le conozca igualmente como una actual unidad de capacidad, en su caso, capacidad para mejorar la vida de las personas. Para medir su calidad de vida y sus situaciones personales, para mejorar sus historias, para medir cantidades de afectos y sueños y por tanto, para hacer crecer sus proyectos; en definitiva, para medir momentos y pasiones que dejen huella en esas personas.
Desde nuestra iniciativa empresarial La Fanega, entendemos la Dinamización Social como un proceso que requiere estabilidad, y además consideramos que ha de ser un proceso intenso, mezclado con cantidades ingentes de animación sociocultural. Sin intensidad, sin emoción, no tenemos nada. La intensidad, ésa, que consigue hacer que te brillen los ojos, hay que transmitirla y por tanto tenemos que creer en lo que estamos haciendo. En La Fanega, aportamos valor a lo social llegando al corazón de lo que de verdad le preocupa a la gente, cambiando la forma en la que se está llevando a cabo la prestación de servicios sociales.
Los valores que nos han hecho llegar hasta aquí, y que guían la misión empresarial de La Fanega, no han seguido las normas establecidas, permanecen en un estado de reinvención y readaptación continuo y los podemos resumir en éstos:
Nuestros proyectos no son convencionales. Y no son convencionales, a propósito. Se trata de proyectos sociales que quieren cambiar el sector en el que nos movemos. No nos vale con montar una iniciativa empresarial. En La Fanega, aspiramos a ser una fórmula disruptiva en la prestación de servicios sociales a la población. Mostramos muchísimo interés en nuevas formas de hacer las cosas, aplicando una gran iniciativa y aportando valor para realizar una y otra vez, intentos diferentes que nos llevan a descubrir otras perspectivas desde distintos ángulos de la realidad social a fin de dar una respuesta amplia, argumentada y valorada de manera singular y única.
Contamos con un gran equipo en un camino difícil sin duda, pero con la capacidad de reinventarnos y enfocarnos en lo que deseamos: desarrollar nuestros proyectos sociales con competencia y eficacia, con planteamientos de atención integral diferentes a las demandas de servicios sociales de la población, sin desprendernos de perseguir el cambio social, la solución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y liberación de las personas para incrementar su bienestar.
Confiamos en nuestra forma de afrontar el mundo, sin miedo a equivocarnos porque nuestra elección vital de qué queremos y a dónde queremos llegar, nos da mucha fuerza. Actuamos de manera adecuada a cada situación con disciplina férrea, prestando atención y sensibilidad a las cosas que suceden a nuestro alrededor, estando alerta a los continuos cambios sociales que hoy en día se están dando para ofrecer y poner en marcha los recursos y servicios necesarios que satisfagan la atención social que demanda la población de nuestro entorno.
Nos comprometemos con el cuidado hacia lo bien hecho, y eso pasa por comprometernos igualmente, con los momentos que vivimos a cada paso en nuestros proyectos sociales, haciendo visible lo invisible aunque eso signifique, elegir caminos diferentes. Apostamos por momentos de verdad llenos de experiencias personales muy intensas y aportamos calidad a los servicios sociales que prestamos a las personas de forma directa, recta, concisa y transparente, ofreciendo servicios contundentes que dan respuestas personalizadas a todas las necesidades individuales de las personas, grupos y equipos.
En La Fanega, partimos de que una buena organización con los instrumentos y las herramientas de coordinación, supervisión y gestión adecuadas, suman calidad y eficiencia a nuestros proyectos de intervención social, y aunque todo ello requiera un ritmo más lento, es indiscutible que nos conduce a avances y a relaciones intensamente creativas que consiguen darnos un impulso cotidiano hacia logros que merecen la pena, aunque estén plagados de dificultades a lo largo del camino. Queremos que nos vaya bien y para ello, tenemos que juntarnos con gente que presta buenos servicios a las personas, conectando y buscando la sintonía, la química, el entendimiento…